Corey Ichigen Hess, 2 de diciembre del 2013

Orignal post is A Flake of Light 

Translated into Espanol by Héctor Aranda

En este punto, un instinto – casi podría decir que una mano se posó sobre mí- me hizo cambiar de dirección. Empecé a mirar más de cerca, no a las cosas; sino a un mundo adentro, buscando ahondar profundamente en mi interior en lugar de estar aferrándome al movimiento incesante del mundo de la vista. Inmediatamente la substancia del universo se unió, redefinida, así como las personas. Podía notar un resplandor emanando de un lugar del que nada sabía al respecto. Un lugar que bien podría estar afuera o adentro; pero el resplandor estaba ahí o para ser más precisos, la luz. Era un hecho que la luz estaba ahí. Sentí un alivio indescriptible y una felicidad tan grande que casi me hacía reír. La confianza y la gratitud vinieron como si una plegaria hubiera sido respondida. Encontré luz y alegría al mismo tiempo y puedo decir, sin ninguna vacilación, que desde ese momento nunca se han separado de mi experiencia. Las he tenido o las he perdido juntas”.  (Jacques Lusseyran, héroe ciego de la resistencia francesa)

Gran parte de nuestra energía se gasta poniendo nuestra atención en el mundo que está afuera de nosotros. Voy a poner mi atención en esta película, estos zapatos nuevos o esa mujer hermosa. Voy a iluminarme y después podré sentirme feliz. Voy a encontrar la espiritualidad persiguiendo esto o aquello. Pasamos toda nuestra vida gastando nuestra energía sin saber siquiera su origen. Terminamos exhaustos, frustrados, sintiéndonos perdidos. Vamos de estados de euforia a grandes bajones, oscilando de ser sabios a sentirnos que valemos nada. ¿Qué decía Leonard Cohen?

Cuando no te sientes santo tu soledad te dice que has pecado”

Buscamos respuestas en todo: desde un libro de dietas a uno de espiritualidad o en un amante que nos haga sentir plenos. Vamos afuera buscando.

Algunas personas, como el señor Lusseyran, se topan con un gran obstáculo en sus vidas, como podría ser una enfermedad, o en su caso, con la ceguera. Esto los obliga a mirar en otra dirección, muchas veces por error y es así que descubren que su conciencia había estado volteada de adentro hacia afuera. Ven sin tener que ir en “pos de algo”, encuentran una fuente que ha estado con ellos todo el tiempo. Por el hábito de ir en “pos de algo”, la han perdido. Por el simple hecho de querer aferrarse a ella, se ha desvanecido. Para poder tener un sentido de esto, a veces uno tiene que estar completamente perdido, en un callejón sin salida. Completamente vulnerable, sintiéndote como si hubieras perdido todo y encontraras algo que no es extra o glamoroso. Entonces experimentas algo que no se desvanece o es creado a través de algún talento, técnica o inteligencia. Algo que habías estado esperando toda tu vida. 

En el monasterio el Roshi nos decía “¿Tú crees que son tus músculos lo que te está sosteniendo?” Nos repetía constantemente: “Tienes que recibir, recibir”.

Una vez que la persona empieza a confiar en esta energía, se da cuenta que lo que era un mundo lleno de dificultades y peleas, ahora es uno donde se puede descansar y fluir. Esto cambia el sentido y la creencia que tenemos acerca de la vida y la muerte.

Si podemos mirar dentro de nosotros de manera honesta, curiosa y con agallas encontraremos un destello de luz ardiendo independientemente de todas nuestras creencias. Si podemos volvernos más íntimos con esta luz, más abiertos a ella, empezará a ser nuestra guía. Cuando antes buscábamos afuera, ahora buscamos dentro de esa luz. Claro que al principio vamos a vernos atraídos por nuestros viejos patrones y perderemos la conexión con ella; pero poco a poco vamos a ir aprendiendo a usarla como nuestra guía. Nos daremos cuenta que cuando perdemos nuestra conexión con ella es porque nos hemos ido a la oscuridad de nuestro pequeño yo.

“Armado con semejante herramienta, ¿por qué necesitaría un código moral? Para mí esta herramienta tomó el lugar de las luces verdes o rojas. Siempre supe donde el camino estaba abierto o cerrado. Lo único que tenía que hacer era observar la señal brillante que me había enseñado cómo vivir”.

Ya no vamos tener que estar persiguiendo libros de autoayuda o maestros espirituales. No tendremos que buscar el conocimiento para encontrar la verdad. Esas cosas aún nos podrán ayudar, pero no las consideraremos como nuestra finalidad o destino.  Entre más podamos estar abiertos a esta luz, mayor va a ser su crecimiento. En un principio parecerá ir y venir, será elusiva; pero poco a poco, a través del tiempo, se volverá nuestra segunda naturaleza. Entre más podamos ser transparentes a esta energía, menos tendremos que manipular nuestra vida. O nos sentimos conectados con esta luz o apagados, esa será nuestra guía. Incluso en nuestros momentos más bajos u oscuros hay un destello de luz para mostrarnos el camino. ¡Esto es un hermoso y desordenado proceso! Pero si realmente podemos morir a esta luz, nos va a guiar a través de las redes de la realidad. Entonces tendremos una vida llena de fe en el universo y nos veremos bañados en la luz de la totalidad.

“Todas las citas en este artículo, excepto la de Leonard Cohen, son de la increíble autobiografía de Jacques Lusseyran, Y Hubo Luz (And there was light).”

jacques lusseyran